Lucha

Si piensas que tras hacer lo que hiciste te equivocaste, acertaste. Esto es la guerra, es el momento de luchar para proteger lo que quieres y para defender tus ideas.

En esta batalla se verá el papel que desempeña cada uno, nadie podrá engañar a los demás. Es el momento de la verdad, el momento de destapar cada una de las mentiras dichas.

Aquí termina una etapa llena de engaños y mentiras, aquí termina tu dominio; pienso luchar hasta acabar con esa tiranía que gobierna mi mundo y es que a partir de aquí empieza una nueva etapa en la que no estás presente.

Ahora tengo gente cubriéndome la espalda, ayudándome en ese campo de batalla en plena ebullición que es la vida. Se que no saldré ilesa, puesto que los golpes pueden llegar de cualquier lado, pero saldré más fuerte y esas heridas me servirán para demostrar que ni en los peores momentos me rendí.

Más allá de las aguas turbulentas, aquí comienza un nuevo mundo, una nueva etapa alejada de ti, de los miedos y de las inseguridades que un día me paralizaron.

Esta vez, esa lucha continua, la capitanearé yo.





*Este relato es una nueva versión de otro ya publicado en el blog: Esto es la guerra

Sombras

No puede dejar de mirarse las manos mientras de fondo escucha disparos distorsionados. Intenta llegar hasta la otra persona pero ahora era demasiado tarde; "¿Qué he hecho?" era lo único que pasaba por su mente una y otra vez.

Estaba en estado de shock, al lado tenía el cuerpo de una persona que había matado; sus manos estaban ahora cubiertas de sangre.

"Despierta muchacho" le gritó una de las sombras que pasaba a su lado.

¿Pero es que no ve lo que he hecho?, no puede evitar preguntarse, ¿acaso estaba privado del sentido de la vista? Ese cuerpo le pertenecía a alguien, tenía familia y amigos que se preguntarán por su paradero, del por qué no llama.

"Aquí hay que disparar a matar, apunta directo al corazón porque ellos no dudarán en hacer lo mismo contigo", le recrimina otra sombra.

Escondido en uno de los callejones, la oscuridad es su mejor aliada. Enterrados entre esas paredes están los mejores secretos, nada es lo que parece pero nunca los oirás hablar. Una vez los hayas visto no habrá vuelta atrás, estarás en desventaja, no podrás luchar contra ellos.

*Para este relato me inspiré en la siguiente fotografía de Pinterest (créditos al respectivo autor), últimamente lo uso un poco a modo Dixit 

Bailarina

Se mecía suavemente de lado a lado siguiendo el ritmo de la canción con una suave sonrisa adornando su rostro. Cada tímido balanceo era como si quisiera responder al llamado de la música. Las distintas notas parecían acariciar su alma, envolviéndola en una atmósfera de paz y felicidad.

Poco a poco fue soltándose; sus pies descalzos se deslizaban con gracia por el suelo mientras su figura se fundía con la atmósfera, como si fuera parte de la misma melodía que llenaba la habitación.

Cada movimiento era una historia en sí mismo, una expresión de la delicadeza y la fuerza que solo una bailarina de ballet podía transmitir. Sus brazos trazaban arabescos en el aire, como alas extendidas, mientras sus piernas ejecutaban pasos con una precisión asombrosa. Cada gesto estaba imbuido de emoción, cada salto llevaba consigo un suspiro de libertad. Era como si el universo entero se hubiera alineado para presenciar aquel momento único de armonía y gracia.

Bullicio

Le encantaba el bullicio de aquella cafetería: el aleatorio de Youtube, la charla distinguida de los que estaban consumiendo algo, los ruidos de la cafetera; no sabía por qué pero había algo en todo eso que le calmaba un poco. Llevaba un tiempo siendo el tipo de espacio en el que mejor se concentraba; da igual que fuese leer, estudiar o, incluso, hacer trabajos, simplemente era el mejor lugar para ello. Es una sensación que echaba de menos pues, cuando peor estaba, tendía a rehuir de ese tipo de espacios - bien fuese porque no podía estar mucho tiempo en el mismo lugar antes de empezar a sentirse incómoda o bien fuese por los ruidos, los cuales le resultaban siempre demasiado molestos.

Reloj de cuco

25, 26, 27, 28, 29. El segundero del viejo reloj de cuco no dejaba de moverse. Escasas semanas atrás tuvieron que volver a darle cuerda y ponerlo en hora pero el viejo cuco no cantaba desde hace años.


Desde que él empezó a enfermar nadie se molestó en cuidar de aquel pequeño pajarillo, dejándolo de lado a él y a su nido que, con el paso del tiempo, empezó a dar mal las horas, entrando de vez en cuando en bucle la manija del segundero. De ahí fue el pájaro quien dejó de cantar, como si supiese que la atmósfera en aquella casa era demasiado triste y que no lograría alegrarla con su pequeño piar.

Nostalgia

Echo de menos a mi yo de la última entrada. Esa que tenía tantas ilusiones y sueños que poco a poco, con el paso del tiempo y la suma de obligaciones, se han ido apagando.

A veces me gustaría volver a aquella etapa en la que me encantaba escribir, aunque fuesen pequeñas tonterías pero estoy plagada de miedos.

Lo anterior fue escrito en 2019, años más tarde la misma sensación sigue ahí. Hay historias que me dan un poco de vergüenza ajena pero siento que son parte del blog por muy malas que sean y no las quitaré. De momento me he dado el paso de cambiar el usuario con el que escribía, pero no sé si alguna vez conseguiré volcar aunque sea los pequeños textos que he ido escribiendo en el último año. Supongo que solo necesito tiempo.